James Frey retrata a Los Ángeles en ‘Una mañana radiante’
james Frey, guionista de éxito en Hollywood, se hizo un nombre cuando, apasionadamente recomendado por la estrella de la televisión Oprah Winfrey, en el año 2005 vendió cinco millones de ejemplares de sus memorias Un millón de pequeñas piezas, el relato de sus años de adicción a las drogas.
Pasó a convertirse en un apestado cuando se descubrió que había exagerado notablemente sus experiencias, pero ahora vuelve a lo grande con Una mañana radiante (Mondadori), una novela con historias cruzadas a lo Robert Altman que tiene a la ciudad de Los Ángeles como su gran protagonista. El intento de Frey (Cleveland, 1969) de construir la gran novela de L. A. y convertirla en un mecanismo de lectura compulsiva ha sido acogido con aplausos estridentes («un triunfo», según el escritor Irvine Welsh) y con abucheos inmisericordes desde medios como Los Angeles Times.
Una mezcla de horror y fascinación, del fracaso más horrible y del éxito más global, que no pueden existir el uno sin el otro. Para James Frey, eso es Los Angeles, la ciudad con el mayor flujo de inmigración, con la mayor variedad étnica, con las más grandes desigualdades económicas, la capital mundial de la industria de la cultura popular, «la representación del sueño americano». Un sueño que, sostiene, «aún existe, y más que nunca: Obama es la mejor personificación posible. Es el hijo de un inmigrante africano que en 10 años se convierte en la persona más poderosa del mundo, una historia de éxito al lado de un millón de historias tan parecidas pero que acaban en fracaso». Como las de su libro. «De los afiliados al Sindicato de Actores, el 1% tienen trabajo siempre, el 99% sirven en restaurantes y pueden pasarse todo un año sin actuar: esto se extiende –concluye– a todos los sectores de la sociedad de Los Angeles».